Anatomía de un MIR

Para aquellos que tras meses de dedicación exclusiva al estudio del MIR ahora se hayan quedado un poco vacíos de contenidos MIR, o para estudiantes de Medicina en general que quieran saber lo que se les va venir encima, o para familiares y allegados de Residentes o de opositores al MIR que quieran comprender por que su ser querido se encuentra en semejante estado de confusión les recomiendo: Anatomía de un MIR. Tribulaciones y Anécdotas del día a día de los Médicos Internos Residentes, de María Valerio Sainz.

María Valerio, periodista especializada en temas médicos, hace un recorrido en 21 capítulos por todos los hitos del MIR y la residencia con sus anécdotas y estereotipos correspondientes. En la primera parte se recogen las experiencias comunes a todos lo residentes.  Como los nervios previos al examen y las sensaciones de los días posteriores. El día de la elección de plaza y su idiosincrasia: «Hay quien desea quedarse en su ciudad a toda costa, aunque tenga que conformarse con una especialidad que no entraba en sus planes; y a otros no les importa viajar a cualquier rincón del país con tal de hacer lo que siempre quisieron. Muchos no tienen una ideas exacta de lo que quieren y eligen por descarte cuando les llega la hora». Y mi favorita «También están los que sacan mejor nota de lo esperado y se sienten obligados a hacer alguna especialidad de las gordas» o los que en la cola para elegir una plaza mienten al de al lado por temor a que «le pisen su plaza»: «Mi sueño es hacer Medicina del Trabajo en Ceuta». Los primeros días en el Hospital. Las primeras Guardias con esa sensación indescriptible del día después: «Es famosa la habilidad de los médicos salientes de guardia para localizar los jerséis más chillones y llamativos del mercado. Esa especie de manía con la que muchos residentes amanecen la mañana después  de haber dormido poco o mal, les provoca un estado de cierta excitación que cada uno trata de calmar como puede, aunque las compras desenfrenadas, el gimnasio a ritmo vigoréxico o las actividades extraescolares (salsa, yoga, pilares, pintura) suelen ser las tareas preferidas por los salidos de guardia».

En la segunda parte, cada capítulo se dedica a repasar los prejuicios, anécdotas,  y temores de los residentes de algunas especialidades. Sobre los psiquiatras María Valero recoge algunos testimonios: «Los psiquiatras arrastramos el estereotipo que durante muchos años nos hemos ganado a pulso…», «Por un lado la fama de no tratar nada, al menos en comparación con un cirujano. Por otro, la de ser personas peculiares (por decirlo suavemente) […] incapaces de entendernos con nadie más en el hospital que con nuestros enfermos […] y que, por supuesto, no tienen ni idea de medicina».

Lo dicho, una lectura relajada y divertida para estos días PostMIR.

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