El Insomnio en Psiquiatría

El Insomnio es la dificultad o imposibilidad para dormir las horas suficientes que permitan sentirnos descansados y rendir al día siguiente. Probablemente se trate de unos de los Trastornos más frecuentes que existen, ya que pueden aperecer circunstancias muy distintas. En más de la mitad de los casos, el insomnio está provocado por una causa psiquiátrica; en el resto, puede deberse a enfermedades médicas (insuficiencia cardiaca, problemas respiratorios, dolor crónico, etc.), al empleo de algunas sustancias o medicamentos (cafeína, algunos tratamiento para el asma p.ej.) o directamente tratarse de un Insomnio Primario (primario quiere decir que no es debido a otras causas o que directamente no se conoce porque aparece).

En esta entrada quiero hablar sobre algunos trastornos del sueño, fundamentalmente el insomnio, en quienes padecen algún problema psiquiátrico.

Cuando un psiquiatra explora a un paciente en su consulta, siempre debe prestar atención al sueño; ya que este, casi siempre que existe psicopatología, se ve afectado. Además, a parte del número de horas de sueño y si al día siguiente está más o menos afectado, es importante valorar cómo se distribuyen estas horas de sueño a lo largo de la noche, porque estas características del insomnio, como veremos, pueden orientarnos el diagnóstico.

Insomnio de Conciliación.

Sin duda, el tipo de Insomnio más frecuente. En este caso la dificultad es para quedarse dormido. Quien lo sufre puede acostarse a las 12 de la noche y no conciliar el sueño hasta las 3 de la mañana. En casi todos los trastornos que presentan InsomnioAnsiedad aparece este tipo de Insomnio (Trastorno de Ansiead Generalizada, Trastorno por Estrés Postraumático, algunos Episodios Depresivos, etc.). También se observa en personas que han tomado por la tarde alguna sustancia estimulante (bebidas con cafeína, o algunos fármacos). Además, este Insomnio, aparece en la vida diaria de cualquier persona (que no tenga ningún trastorno médico, psiquiátrico y que no tome nada que lo desvele) por ejemplo, cuando nos acostamos preocupados por cualquier tema tardamos más en quedarnos dormidos «damos vueltas» a los problemas durante horas hasta conciliar el sueño. Si este tipo de insomnio ocurre de una manera mentenida en el tiempo genera fenómenos de condicionamiento que hace que uno vaya a la cama en tensión, «seguro que hoy tampoco voy a dormir«, por lo que hace que todavía sea más dificil dormir y el proceso vaya alimentándose así mismo.

Insomnio con Despertar Precoz.

En este caso la dificultad aparece parra dormir la segunda mitad de la noche. Es muy característico , aunque por supuesto su presencia no es diagnóstica, de un tipo de Depresiones Graves que Insomnioconocemos como Depresiones Melancólicas. Quien padece este tipo de Insomnio se duerme relativamente rápido cuando se acuesta, pero a media noche (p. ej. a las 5 de la mañana) se despierta y ya no puede volver a quedarse dormido. Cuando esto
aparece en las Depresiones Melancólicas estas horas de insomnio se asocian a un gran malestar, para muchos es, sin duda, la peor parte del día, entre otras cosas, por la presencia de intensas Cogniciones Negativas (pensamientos negativos de tipo descalificador hacia uno mismo, de desesperanza, culpa, etc.) que aparecen en esas horas de soledad e insomnio hasta que el resto de la casa comienza a levantarse y puede distraerse un poco.

Sueño Fragmentado.

Este tipo de Insomnio puede aparecer como un efecto secundario al inicio del tratamiento en aquellas personas que toman Antidepresivos, sobre todo de Inhibidores Selectivos de  la Recaptación de PastillasSerotonina, también llamados ISRS, (para saber cómo funcionan estos fármacos pulsa aquí), Quien lo sufre, al meterse en la cama, se queda dormido sin problemas, pero suele despertarse y quedarse dormido varias veces a lo largo de la noche. Pese a que realmente ha dormido las horas que podemos considerar adecuadas, sobre 7, al día siguiente se encuentra cansado. Esto se debe a que la Arquitectura del Sueño (los distintos ciclos que de forma natural deben aparecer durante el sueño para que este sea reparador) se ha visto afectada. Normalmente, si es que aparece este efecto secundario con los Antidepresivos, tiende a desaparecer durante la primera semana de tratamiento.

Disminución de la Necesidad de Sueño.

La disminución de la necesidad sueño ocurre característicamente en las personas que están sufriendo una Manía (para saber más sobre la Manía y el Trastorno Bipolar pulsa aquí). No duermen simplemente porque no lo necesitan. No se encuentran cansados y al día siguiente, después de dormir por ejemplo tan solo dos horas, mantienen una actividad normal, de hecho muchas veces másTrastorno Bipolar de lo que puede considerarse normal. Esto también puede ocurrir en personas que consumen drogas estimulantes como Cocaína o Anfetamina. En sentido estricto no deberíamos llamar a esto Insomnio; ya que en este, existe el deseo de dormir, no hacerlo resulta molesto, y al día siguiente uno se encuentra cansado y con tendencia al sueño. La Disminución de la Necesidad de Sueño es un dato muy valioso tanto para los Psiquiatras como para pacientes y familiares de personas que padecen un Trastorno Bipolar, ya que es uno de los primeros síntomas que aparecen cuando se está produciendo un Episodio Maniaco.

Hipersomnia.

En algunas Depresiones, que llamamos Atípicas por no ser muy frecuentes, en lugar de haber insomnio (que es lo más frecuente en las Depresiones) existe un exceso de Sueño, es decir, Hipersomnia. Se tiende a dormir tanto por la noche como a lo largo del día.

Como siempre termino diciendo, ninguno de estos ‘Tipos de Insomnio’, como ningún síntoma en Psiquiatría, son diagnósiticos de nada por si mismos, y solo tendrán sentido en el contexto clínico que se presenten.

Agorafobia o La Angustia por la Posibilidad de Angustiarse.

En la pelíclula Copycat, Sigourney Weaver interpreta a una psicóloga que padece Agorafobia. Pero… ¿en qué consiste este trastorno? La mayoría de las veces que la Agorafobia aparece en los medi0s de comunicación o en el cine lo hace con su rasgo más extremo: la imposibilidad de salir de casa. Como veremos, la mayoría de las veces el cuadro es más sutil.

La Agorafobia se incluye dentro de los Trastorno de Ansiedad. Y si bien es un cuadro que puede aparecer de forma aislada, es muy frecuente que sea una forma de complicación de un Trastorno de Angustia. La Agorafobia se define como la aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada, puede no disponerse de ayuda.  Lo fundamental es ese Temor al Desamparo que puede aparecer en mil situaciones distintas (no solo al salir de casa): en lugares cerrados, como un bar o un aula llena de gente, pero también en espacios abiertos como en una excursión por el monte; o mientras se va con el coche por la autopista y no hay una salida próxima.Es decir, tienen que ver mucho con la anticipación de que algo malo pueda pasar, o como decíamos en el título de la entrada con ‘la angustia por la posibilidad de angustiarse’.

La secuencia puede ser la siguiente. Un día, mientras llevas a tus hijos al colegio en el coche, sufres una Crisis de Ansiedad sin previo aviso. La sensación es indescriptiblemente horrible, piensas que te va dar un infarto y que no vas a salir de esa, tu cuerpo lo percibes fuera de control… Afortunadamente te encuentras cerca del colegio y consigues dejar a los niños. Te quedas sola en el coche y media hora después te encuentras mejor. Pero al día siguiente tienes que volver a llevarlos… y ya las cosas puede que no sean tan sencillas como habían sido hasta entonces. Te montas en el coche con cierta tensión, piensas ‘¿y si me vuelve a dar otra?’ , te sientes vulnerable porque por la autopista por la que tienes que ir no hay muchas salidas y resultaría difícil pedir ayuda en caso de que la necesitaras, además piensas que ‘que me pase esto otra vez delante de los niños es de lo más embarazoso‘. Todo esto no hace más que aumentar tu nivel de ansiedad. Ya no estas pendiente de la carretera, tan sólo prestas atención a tu cuerpo, a tu respiración y tu frecuencia cardiaca, esto solo hace que la ansiedad se dispare. Y además te acercas al punto exacto donde ayer tuviste la crisis. Ahora todas tus alarmas están encendidas ‘me va a pasar otras vez’, ‘aqui no por favor’… y por supuesto, con el nivel de ansiedad que has alcanzado rememorando la última crisis… tienes una nueva Crisis de Ansiedad. Lo que ha ocurrido lo hablas con tu marido y le dices que no crees que puedas volver a conducir en unos días y llevar los niños al colegio. Tu marido acepta llevarlos él… acaban de comenzar  las Conductas Evitativas tan características de la Agorafobia. ¿Qué va a ocurrir si tienes una crisis en tu puesto de trabajo? Las situaciones donde aparece esta sensación de desamparo o esta angustia por la posibilidad de angustiarse van aumentando a medida que presentas nuevas crisis de ansiedad. Para combatirlas, aumentan tus conductas evitativas: pides una baja porque no puedes ir a tu oficina, dejas de ir a restaurantes, renuncias a los paseos por el campo con tus hijos… Poco a poco, las actividades que haces de forma relajada y espontánea son menos. Cada vez tu vida se parece más a la de Sigourney Weaver en Copycat.

Los Delirios en la Depresión

Como ya se ha dicho en entradas anteriores los delirios no solo aparecen en la esquizofrenia, también pueden presentarse en otros trastornos como en los Episodios Depresivos Graves.

Los pacientes que sufren episodios depresivos graves es característico que padezcan intensas cogniciones negativas, es decir, pensamientos negativos del tipo: “no valgo  para nada”, “soy una mala persona”, “me merezco sufrir de esta manera”, “soy un mal padre”, etc. Este tipo de ideas, que son muy características de la depresión, no se consideran delirantes porque no son fijas ni irreductibles a la argumentación. No obstante, cueado el paciente se encuentra severamente deprimido la linea que separa las cogniciones negativas de los delirios puede ser muy estrecha.

Los delirios en la depresión se dice que son “congruentes” con el estado de ánimo, es decir, son de temáticas con tintes depresivos. Clásicamente podemos observar delirios de culpa, de ruina, o delirios nihilistas o de negación (también llamados Síndrome de Cotard).

En los delirios de culpa que aparecen en la depresión, el paciente además de padecer los síntomas clásicos de este cuadro, presenta la idea fija, falsa e irreductible a la argumentación de que es culpable de algo. Por ejemplo, una mujer que hace años había sido infiel a su marido cuando se deprime se siente increíblemente culpable por ese motivo y esta convencida de que todos las “desgracias” que están ocurriendo a su alrededor (su depresión, el desempleo de su marido, la enfermedad que padece su padre, etc.) es culpa de aquella relación extramatrimonial. Por supuesto, al tratarse de un delirio, la paciente tiene una convicción total de todo esto; y por mucho que se intente poner de relieve lo absurdo de esa creencia no va existir forma de convencerla.

En los delirios de ruina existe la convicción de que se va a perder una gran cantidad de dinero, propiedades, una poscición social, etc., y que esto va tener consecuencias catastróficas. Imaginémonos a un hombre que ingresa en una Unidad de Psiquiatría por presentar síntomas depresivos graves y tras dos semanas de ingreso explica a su psiquiatra sus temores: “Doctor, yo no voy a poder pagar este ingreso”. Pese a que se le insista que el Hospital donde se encuentra es de la Seguridad Social y que no va tener que realizar ningún pago al alta, su discurso va continuar “Nunca voy a poder pagar esto», «Además, como nunca me voy a recuperar de la depresión no voy a poder volver a mi trabajo. No voy a poder pagar la hipoteca, ni los estudios de mis hijas. Estamos en la ruina.¡Esto es terrible!”

En el caso de las ideas delirantes del Síndrome de Cotard (o delirios nihilistas o de negación) el paciente está convencido de que algunas partes de su cuerpo (como los intestinos o el corazón) no funcionan, o que sus órganos están en descomposición, o que su corazón no late,  o incluso en casos extremos puede llegar a afimar que está muerto y condenado a permanecer en este mundo como un alma en pena.

Como siempre ocurre en psiquiatría, estos delirios que son típicos de la depresión pueden aparecer en muchos otros cuadros.

¿Alguien que conoces piensa en Suicidarse?

Los datos son abrumadores y no deberían dejar indiferente a nadie. Se estima que un millón de personas se suicidan al año en todo el planeta lo que coloca al suicidio entre las primeras cinco causas de muerte en el mundo. En varones entre 15 y 34 años es la segunda causa de muerte. En España el suicidio es la principal causa de muerte en las mujeres de entre 30 y 34 años. Según las muestras, en España entre 3300 y 4500 personas se suicidan al año causando más muertes que los accidentes de tráfico. ¿Cómo es posible esta cantidad inabordable de sufrimiento sin que todas las alarmas sanitarias hayan saltado? Además, como aborda Juan Carlos Pérez Jiménez en su libro: «La mirada del Suicida. El enigma y el Estigma» del que hablaré en otra entrada; si cualquier muerte inesperada es dolorosa para la familia, sobre todo si se trata de una persona joven, la tragedia en el suicidio se extiende más allá del suicida y afecta directamente a las familias. Ya que hoy por hoy, el suicidio, sigue siendo un tabú. ¿Dónde están las 3500 personas que fallecieron el año pasado por suicidio? ¿Y sus familias? El estigma de la enfermedad psiquiátrica les hace permanecer en el anonimato. No hay estadísticas en los noticiarios, no hay campañas de presión para que se estudie este tema, no hay colectivos de afectados… Y hablamos de varios millones de personas que han perdido cada año a un ser querido de la forma más trágica que podamos imaginar.

Hay muchos temas para abordar sobre el suicidio que irán ocupando entradas en el futuro. Hoy quiero centrarme en ¿Cómo podemos identificar si alguien de nuestro entorno puede estar pensando en suicidarse? y ¿Cómo abordamos esta situación?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el 90% de quienes se suicidan presentan una enfermedad psiquiátrica diagnosticable; y pese a que no todos quienes padecen una enfermedad mental consideran el suicidio, este es un fenómeno suficientemente frecuente como para que debamos pensar en él. Aunque el suicidio también es frecuente en otras patologías, el 80% de las personas que se suicidan padecen una depresión. La ideas suicidas son tan frecuentes en la depresión que tienden a considerarse un síntoma más del cuadro.

Pese a que predecir que personas van a realizar un intento suicida es muy difícil existen algunos signos de alerta que debemos tener en cuenta si aparecen en una persona de nuestro entorno:

  • Expresar sentimientos de inutilidad, impotencia para cambiar la situación y desesperanza sobre el futuro.
  • Descuidar el aspecto y el aseo personal.
  • Incremento del consumo alcohol o drogas.
  • Hablar abiertamente de matarse sobre todo si presenta un plan específico para hacerlo.
  • Gestos de despedida como hacer o modificar un testamento, realizar cambios en las  cuentas bancarias, regalar pertenencias, etc.
  • Cambios repentinos del estado de ánimo tanto por un empeoramiento de los síntomas depresivos como la remisión espontánea e inexplicable de los mismos.

¿Qué podemos hacer ante estos signos?

  • Hablar sobre ello de forma clara y abierta ante la mera sospecha.
  • No hay que temer miedo a «dar ideas» por abordar el tema de suicidio.  Lo más normal es sentirse aliviado al poder compartir la ideas que uno está presentando respecto al suicidio.
  • Toda amenaza hay que tomarla seriamente. Es un mito que las personas que hablan sobre el suicidio no terminan cometiendolo. De hecho, la mayoría de las personas que se suicidan habían hablado previamente de ello.
  • Ponerse en contacto con el médico, familia o amigos del paciente.
  • Escuchar sin crítica ni juicio, con compasión.
  • Expresa tu interés, preocupación y disposición para ayudar.
  • Retira cualquier cosa que pueda emplearse para hacerse daño:  medicación, armas, etc-
  • Durante todo el proceso y hasta que dispongas de ayuda nunca  lo dejes solo.

Lo más probable es que el simple hecho de pensar que una persona cercana pueda estar pensando en suicidarse te genere ansiedad y emociones contradictorias. Pero es importante que actúes, ya que tu intervención puede estar salvando una vida.