¿Que es la Hipocondría?

La clasificación de la Asociación Americana de Psiquiatría incluye la Hipocondría dentro de los Trastornos Somatomorfos junto con la Simulación, el Trastorno Facticio, el Trastorno Conversivo, el Trastorno por Somatización, el Trastorno por Dolor y la Dismorfofobia.

Los Trastornos Somatomorfos, como grupo, son cuadros psiquiátricos donde lo que predominan son los síntomas “físicos”: dolores, sensaciones raras en la piel, crisis convulsivas, parálisis, afonía, ceguera, preocupación por padecer una enfermedad o un defecto físico, etc. Pero los datos aportados por la exploración y las pruebas complementarias no pueden filiar como un trastorno médico conocido la queja del paciente.

¿Que es el Hipocondría?

Lo que mejor define al sujeto que padece de hipocondría no es el temor a padecer una enfermedad concreta de manera constante. Sino, más bien, un exceso de monitorización o atención sobre su cuerpo y sus funciones seguido de una interpretación catastrófica de estas sensaciones.

Si quisiéramos representar a un paciente arquetípico con hipocondría nos podríamos imaginar a un estudiante muy aplicado de 5º de medicina en época de exámenes. Si un día para poder estudiar y rendir por la noche consume gran cantidad de café y tiene una taquicardia con alguna palpitación ¿qué va pensar? La mayoría interpretaríamos esta situación como más o menos normal después de haber consumido demasiada cafeína. En cambio, el sujeto hipocondríaco, que además había estudiado para un examen de cardiología hace tres semanas, tendrá pensamientos del tipo: «¡Dios mio! esta taquicardia no puede ser normal, ¡y con palpitaciones!», «Seguro que es un Wolff-Parkinson-White, estoy acabado…», «tendrán que hacerme una ablación del haz aberrante por cateterismo… no creo que salga de esta…». Esta preocupación continuará generando ansiedad y atención sobre su corazón durante un tiempo, hasta que nuevamente vuelva hacer una interpretación catastrófica de otra cuestión banal. Imaginémonos esta vez que tras un examen que le ha ido muy bien sale de fiesta para celebrarlo. Nuestro paciente imaginario llega a las 4 de la mañana después de haber bebido bastante más de lo que se considera razonable. Se mete en la cama, y tras dos horas de sueño se despierta con un dolor de cabeza terrible… ¿Cual sería el pensamiento lógico? «He bebido demasiado y ahora tengo una resaca atroz». Pero nuestro paciente imaginario, que hace un mes y medio tuvo un examen de neurología, pensará cosas del tipo: «¡Oh no!… un dolor de cabeza que te despierta a media noche es un signo de alarma de las cefaleas secundarias a tumores cerebrales». Es probable que para confirmar su sospecha intente comprobar si el dolor de cabeza cambia con la postura  o las maniobras de Valsalva, intentará hacerse un fondo de ojo el mismo, etc. Y tratándose de una resaca puede que sus temores empeoren por la aparición de vómitos. Así que la angustia ante la posibilidad de tener un tumor cerebral va a durar como mínimo hasta que mejore la resaca.

Esta preocupación constate de padecer distintas enfermedades hace que el hipocondriaco consulte con frecuencia a su médico de familia o a distintos especialistas buscando una confirmación de sus temores. Como ésta nunca llega es frecuente la presencia de tensiones en la relación médico paciente.