El Control del Miedo: La Amígdala y la Corteza Prefrontal.

Si el ser humano no se ha extinguido ya es porque disponemos de mecanismos muy sofisticados que detectan de manera inmediata el peligro y nos disponen a actuar de forma urgente, aumentando de esta manera nuestras posibilidades de supervivencia. De hecho, esto ha provocado que, en lineas generales, nuestro sistema nervioso reaccione de una forma más rápida y más intensa (a veces incluso de forma desproporcionada como en los Trastornos de Ansiedad) ante los estímulos negativos que ante los positivos; ya que las consecuencias de reaccionar tarde ante un estímulo negativo (una serpiente, una comida podrida o el ruido de un tren acercándose) suelen ser mucho más graves que reaccionar tarde o poco a estímulos agradables (un gato persa ronroneando en el sillón, un pastel de chocolate o una canción de cuna). Vamos, que nos suele ir la vida en ello.

Veamos antes de nada dos ejemplos:

Nuestro personaje imaginario P. va por primera vez a ver una película en 3D al cine. Se encuentra cómodamente en su butaca y tras unos minutos de escenas muy normalitas aparece un león por un lado de la pantalla que da un salto hacia delante, y que gracias a la tecnología 3D, parece que se sale de la pantalla mientras ruge y enseña los dientes. Al instante P. nota como le da un vuelco el corazón, todos los músculos de su cuerpo se contraen mientras da un salto en la butaca, a punto está de que se le escape un grito de espanto. Pero no ha transcurrido un segundo y el susto ya ha pasado, su cuerpo se serena y nuevamente se encuentra relajado viendo la película y pensando: «que pasada esto de las tres dimensiones».
Ahora imaginemos otra escena. P. está de safari en Kenia, duerme en una tienda de campaña en medio de la sabana, pero resulta que tiene que ir al baño y este se encuentra a unos 50 metros de su tienda. No le hace mucha gracia salir de noche en plena sabana pero no queda otro remedio. Al salir de la tienda camina vigilante. Cuando ya está casi en el baño escucha un ruido hacia su derecha, mira, y le parece ver un león que le observa atentamente entre unos matojos. Al momento todo su cuerpo está activado, el corazón se le acelera (de hecho parece que se le va a salir del pecho) comienza a sudar y nota en tensión todos los músculos de su cuerpo, echa a correr sin volver a mirar atrás. En un tiempo récord se encuentra dentro de la tienda.

¿Que ha ocurrido en el cerebro del Sr. P ante estas dos situaciones?

De forma esquemática, más o menos, y entre otras muchas cosas, ocurre lo siguiente:
La información que nuestros sentidos captan del entorno es dirigida, entre otros sitios, a la Amígdala (excepto el olfato, el resto de las modalidades sensitivas pasan primero por el Tálamo pero esto tiene menos interés en el tema que nos ocupa). La Amígdala, como puede verse en las figuras, es una pequeña agrupación de Neuronas con forma de almendra, de ahí su nombre, que se encuentra en la profundidad del Lóbulo Temporal del cerebro. Esta estructura juega un papel fundamental en el procesamiento de

En Rojo la Amígdala.

En Rojo la Amígdala.

emociones como el miedo. Antes incluso de que el Sr. P. sea consciente, tanto en el cine como en el safari, de que ha visto un león, esa información visual ya ha llegado a la Amígdala y ha detectado el peligro. En ese momento se disparan las señales de alarma. Estas señales que parten de la Amígdalas alcanzan otras estructuras como el Hipotálamo y algunas estructuras del Troncoencéfalo como la Sustancia Gris Periacuductal que se encargan de liberar hormonas y neurotransisores que preparan nuestro cuerpo para hacer frente al peligro, es decir, para luchar o huir: los sentidos se ponen en alerta, se acelera el pulso y la respiración, los bronquios se dilatan, se tensan los músculos, se dilatan las pupilas y una sensación de miedo nos invade. Ahora bien, ya que nuestro ‘Sistema de Detección de Peligros‘ está calibrado para que salten las alarmas ante la mínima sospecha de amenaza, tiene que existir un sistema de control de estas emociones, que nos permita distinguir, como al Sr. P., si esta alarma está o no justificada. Para esto interviene la Corteza Prefrontal Medial que pondrá esta información sensorial «Potencialmente Peligrosa» en contexto y mediará con la Amígdala para que nuestra conducta sea adaptativa; es decir, que se ajuste a las necesidades aumentando

En Verde y Morado la Corteza Prefrontal Medial. En Rojo la Amígdala.

En Verde y Morado la Corteza Prefrontal Medial. En Rojo la Amígdala.

las posibilidades de supervivencia (no vaya a ser que el Sr. P. se ponga a correr y a chillar en el cine o siga paseando por la sabana como si no pasara nada). Para esto, la Corteza Prefrontal Medial tendrá que valorar cosas del tipo «¿he visto un león o me lo ha parecido?«, «¿es un león de verdad o es un león en una pantalla de cine en 3D?«, «¿los leones son peligrosos?«, «¿qué intenciones tiene el león?«, «¿es probable encontrarse con un león en la sabana… y en un cine?«.
En función de toda esta información contextual, en cuya obtención intervendrán otras estructuras como el Hipocampo, la Corteza Visual o la Corteza Cingulada Anterior, la Corteza Prefrontal Medial mandará señales a la Amigdala con el mensaje: «Si, es un león. Peligro de Muerte Inminente. Hay que correr (no parece que luchar contra el león sea lo más inteligente)», o bien «Falsa alarma. No pasa nada. Solo es una película en 3D.» Todo esto ha ocurrido tan rápido que es probable que solo puedas pensar en lo que ha ocurrido una vez que la situación amenazante ya ha pasado.

La Vía del Miedo.

La Vía del Miedo.

Como veremos en futuras entradas este modelo del control de las emociones es interesante porque es muy probable que algunos Trastornos de Ansiedad, como el Trastorno de Ansiedad Generalizada, donde existen preocupaciones excesivas ante estímulos cotidianos, sean provocados, al menos en parte, por una disfunción de estos circuitos entre la Amígdala y la Corteza Frontal Medial.

Especial San Valentín: Sobre el Amor, los Sentimientos y las Emociones.

Esta entrada es una transcripción de dos artículos de la periodista de La Voz de Galicia Ana Iglesias tras hacerme una entrevista sobre la Biología del Amor Romántico y que fue publicada en el Dominical de este periódico: ExtraVoz. El pasado Domingo 10 de Febrero de 2013.

«EL AMOR NO SOLO ES UNA CUESTIÓN BIOLÓGICA: PONEMOS MUCHO EN JUEGO Y NO SIEMPRE SALE COMO PENSAMOS»

Por Ana Iglesias

Relaciones el amor con el corazón es um mito romántico de los trovadores del siglo XII. El ser juman o está programado para amar, a través de la química cerebral. El médico psiquiatra Ivan Lerma Explica las relaciones entre los sentimientos y su intrínseca relación con nuestra capacidad cerebral.

– ¿Todas las personas desarrollan la capacidad de amar?

El psiquiatra Ivan Lerma dice que hombres y mujeres no aman igual. Foto: Sandra Alonso

El psiquiatra Ivan Lerma dice que hombres y mujeres no aman igual. Foto: Sandra Alonso

En algunas formas graves de autismo puede existir un déficit en esta capacidad, o al menos de experimentar este sentimiento de amor romántico como quienes no padecen la enfermedad, debido a la marcada afectación en la reciprocidad emocional que sufren.

¿Qué opina de la fórmula cupido: existe el flechazo?

El flechazo tiene que ver más con la pasión y el deseo sexual que con el amor. Es una reacción más instintiva y automática, menos consciente que el amor romántico. En muchos casos confundimos deseo con amor.

¿Qué cambia en el cerebro para pasar del amor al odio?

El amor no solo es una cuestión biológica, sino que tiene un marcado componente psicológico y social. Es decir, con el amor ponemos mucho en juego y no siempre sale como teníamos pensado, por lo que la herida psicológica puede ser tan grande que se puedan acabar experimentando emociones tan intensas como el odio.

¿Desarrollan las mismas zonas cerebrales hombres y mujeres?

Las presiones evolutivas en el ser humano, al igual que en el resto de los animales, han generado diferencias no solo en la morfología externa, sino también en sus cerebros. Estas diferencias, gran parte mediadas por hormonas como la testosterona y los estrógenos, se traducen en conductas y motivaciones distintas respecto al amor y la sexualidad.

Extra de La Voz de Galicia. nº109 Domingo 10 de Febrero del 2013.

ENAMORARSE, UNA CUESTIÓN DE CABEZA.

En ser humano está programado para amaro a través de la química cerebral, que genera un variado estallido de emociones producidas por descargas neuronales y hormonales.

Por Ana Iglesias.

Mariposas en el estómago, palpitaciones, una sonrisa permanente… son algunos de los síntomas de la enfermedad del amor. Durante siglos se ha considerado que la razón y el pensamiento residían en el cerebro y las emociones y los sentimientos en el corazón, pero estudios científicos han demostrado que el amor se desarrolla en el cerebro «No se puede decir que exista un centro de las emociones en el cerebro, pero se conocen estructuras, fundamentales para las emociones, como el sistema límbico y las estructuras que se relacionan con él», explica el médico psiquiatra Ivan Lerma.

El estado de enamoramiento es una sensación mental que causa efectos sobre nuestro cuerpo, «genera sustancias como la son la setonina, la neradrenalina y la dopamina«. Cada cultura tiene una manera diferente de manifestar el amor, pero en todo ese estallido de emociones existen descargas neuronales y hormonales que conducen a una pasión amorosa capaz de descontrolar nuestras vidas. El cerebro activa una zona que produce dopamina y oxitocina, una hormona relacionada con el apego el establecimiento de emociones o el orgasmo, que hace que nos movilicemos hacia la persona amada.

¿Amor o Deseo Sexual?

Médicos científicos descubrieron que existen dos estructuras cerebrales como son la ínsula y el cuerpo estriado cuya función es llevarnos del deseo sexual al amor «El deseo sexual es una reacción instintiva ante en estímulo, en cambio el amor es una elaboración consciente determinada por mucho factores, entre ellos alas emociones. En el amor, al tratarse de una experiencia consciente más elaborada, estarán implicadas también estrucutras más modernas evocativamente, como la corteza cerebral«. La región cerebral relacionada con el deseo sexual se enciende cuando percibimos cosas que son inherentemente agradables, como el sexo o la comida. En el área activada por el amor está implicado un proceso de acondicionamiento merced al cual damos un valor inherente a las cosas relacionadas con la recompensa o con el placer. Además, el amor activa diferentes vías neuronales relacionadas con la monogamia o el vínculo característico de las relaciones de pareja.

De la Pasión al Apego.

Son muchos los tópicos que existen sobre los hombre y su abundante predisposición a la infidelidad, pero existen razonamientos biológicos que confirman su fama. «El deseo sexual tiene la función de facilitar la reproducción y para ello la evolución ha seleccionado este rasgo en los hombres, que pueden tener descendencia de forma simultánea con distintas hembras. En cambio, en las hembras la evolución ha favorecido los rasgos relacionados con el apego», afirma el Doctor Lerma.

Diversos estudios reflejan que la pasión en la pareja dura entre cueatro y siete años. A partir de ese momento, la pasión bioquímica se agota y el organismo entra en una segunda fase: el apego. La pasión es insistente y nos impulsa constantemente a satisfacer la necesidad biológica de reproducirnos.

Una pasión eterna nos impediría centrarnos en algo que no fuese pareja, por ello es nuestro cerebro el encargado de calmar la tormenta de la pasión romántica que vivimos y proporcionarnos tranquilidad… hasta que volvamos a enamorarnos de otra persona, aunque todos deseamos que nos amen eternamente.

Extra de La Voz de Galicia. nº109 Domingo 10 de Febrero del 2013.

Ya está aquí otro MIR. Mucha Suerte a Todos Mis Alumnos.

Santiago de CompostelaEl Jueves pasado impartí mi última clase de este Curso 2012-13 para los Médicos que están preparando el MIR con el Grupo CTO Medicina. El próximo día 2 de Febrero, día del Examen, terminará un largo curso para miles de alumnos. Horas y horas de clases, miles de preguntas tipo test, algoritmos diagnósticos, enfermedades imposibles, fármacos con exóticos mecanismos de acción, simulacros desesperantes, crueles percentiles, montones de preguntas de preventiva y una cantidad de información que hace unos pocos meses (ahora que ya han pasado) parecía totalmente imposible tener dentro de la cabeza. Sin duda, un gran esfuerzo que espero que el Sábado de sus frutos.

Para mi también ha sido un curso maratoniano que ha pasado volando, en todos los sentidos, entreIMG_3027 América y Europa. Por que en 2012 no sólo he tenido la suerte de dar clases de Psiquiatría y Neurología en España, también en Lima, Santo Domingo, Quito, Guayaquil, Ciudad de México, Puebla, Guadalajara, Morelia, y Veracruz. Un año que, en lo que a Docencia se refiere, ha pasado entre un total de 112 vuelos, 44 de ellos transoceánicos, cerca de 600 horas dentro de un avión y medio millón de kilómetros recorridos, interminables horas de espera en Aeropuertos, anécdotas en controles y aduanas, comidas exóticas, el insomnio provocado por el Jet Lag, cerca de 400 horas de clases, muchos más de mil alumnos ansiosos por aprender medicina y todos los trucos del MIR, montones de historias sobre ilusiones de hacer una Residencia Médica en España y, sobre todo, una gran responsabilidad por dar las mejores clases posibles, transmitiros mi pasión por la medicina y motivaros para que sigáis estudiando con ahínco para el MIR.

QuitoEspero que este Sábado, mientras estéis haciendo las preguntas de Psiquiatría y Neurología, os acordéis de todos los vídeos que vimos en clase, de las anécdotas, viñetas clínicas y chascarrillos mnemotécnicos. Ojalá que pregunten algún fármaco con actividad anticolinérgica y sonriáis al acordaros de Bob Esponja. En fin, como os dije siempre en la introducción de todos mis clases: «todo lo que se diga aquí está pensado para que contestéis el mayor número de preguntas el día del Examen MIR». Pues que así sea.

Solo puedo desearos mucha suerte con el MIR y deciros que ha sido un auténtico placer compartir este curso con vosotros. Espero tener pronto buenas noticas vuestras.

Kathinka Evers: Neuroética.

¿Por qué la evolución de las funciones cognitivas superiores produjo seres morales en lugar de seres amorales? ¿Qué significa para un animal «actuar como un agente moral»? ¿De dónde viene nuestra predisposición a producir juicios morales? Surgida del avance reciente de las neurociencias, la neuroética ha hecho suya la tarea de investigar las respuestas a preguntas de ese tipo. Porque el cerebro no es -como muestran las neurociencias- una especie de procesador que recibe datos del entorno y los elabora produciendo resultados de manera estrictamente determinista; es, antes bien, dinámico y variable, activo de manera consciente y no consciente, y su arquitectura está sujeta al impacto social, en especial debido al considerable peso de las improntas culturales almacenadas en él epigenéticamente. Esta nueva concepción del cerebro introduce modificaciones profundas en nociones fundamentales tales como las de conciencia, identidad, yo, integridad, responsabilidad personal y libertad. Interfaz entre las ciencias empíricas del cerebro, la filosofía del espíritu, la ética y las ciencias sociales, la neuroética se ocupa de los beneficios y los peligros potenciales de las investigaciones modernas sobre el cerebro y se interroga también acerca de la conciencia, el sentido de sí y los valores.

Kathinka Evers nació es Suecia y estudió filosofía en la Universidad de Lund y allí se doctoró en 1991. Ha sido investigadora en Oxford y en el Departamento de Filosofía y Dechos Humanos de la Universidad de Essex y profesora invitada en la Universidad de Tasmania, en la Cátedra Condorcet de la Escuela Normal Superior en París y en el Collége de France. En 1994 y 1995 fue consultora filosófica de la Unesco en París y, entre 1997 y 2002, secretaria ejecutiva del Comité para la Responsabilidad y Etica en la Ciencia del Consejo Internacional de Asociaciones Científicas. Actualmente es investigadora principial en el Centro para la Investigaciónen Etica y Bioética de la Universidad de Uppsala. Es autora de varios libros, además de numerosos trabajos científicos.