La Percepción Delirante y la Génesis del Delirio en la Esquizofrenia.

En un entrada anterior explicamos que ocurre en las Fases muy Incipientes de la Esquizofrenia, hablamamos de qué es el Humor Delirante y eso que algunos autores han llamado Trema (para ver esa entrada pulsa aquí). En la misma entrada comentaba también un dicho clásico en Psiquiatría que dice: «Cuando el Delirio aparece la Psicosis ya es vieja«. Con esto se quiere decir, que normalmente, un Delirio (para entender mejor que es un Delirio puedes leer esta otra entrada pinchando aquí) no aparece de un día para otro en una persona que no presentaba ningún fenómeno psicopatológico previo; más bien, lo que ocurre, al menos en la Esquizofrenia, que es lo que me interesa explicar en esta entrada, es que durante meses, o incluso años, antes de que aparezca el Delirio, este se va forjando en base a Interpretaciones Erróneas de la Realidad, la mayoría inconexas unas de otras, que sumen a quien las sufre en un estado de perplejidad al no tener ni idea de «Qué demonios está pasando«. De repente, un día, todo se conecta, todo cobra sentido, «por fin existe una explicación«… acaba de aparecer el Delirio. Muchas veces este Delirio es descabellado, pero da igual… explica lo que lleva experimentando durante meses «Por fin lo he entendido todo…» . Lo inexplicacable por fin tiene explicación. Desaparece esa perplejidad de verse sumido en algo que no se entiende; y comienza el terror de verse implicado, normalmente, en una conspiración que tiene como fin último hacer daño… Esto es, el Delirio Paranoide.

A esas interpretaciones erróneas de la realidad las conocemos como Percepciones Delirantes. Casi todos los autores que se han interesado por la Psicopatologían han intentando definirlas, pero, como casi todos los fenómenos mentales, estos son esquivos a una definición unívoca. En este fenómeno, que en algunos  momentos de la enfermedad puede ser muy frecuente, a cualquier percepción normal de la realidad circundante del paciente se le atribuye un significado anormal, y generelamente este significado es autorreferencial; es decir, que uno tiene el convencimiento que hasta la cosa más nimia es relevante, esconde un significado, y éste, tiene que ver con él. Cualquier cosa que antes, o para cualquier otra persona, pasaría totalmente desapercibida, o ni siquiera tendría acceso a la conciencia, ahora tiene un significado capital.

Para entender estas Percepciones Delirantes y cómo puede terminar por aparecer un Delirio vamos a emplear nuevamente a nuestro paciente ficticio P., un MIR (Médico Interno Residente) de primer año de cardiología que ya había aparecido en Delirioun entrada anterior cuando hablamos del Trema en las Fases Iniciales de la Esquizofrenia (para leer la entrada donde se encuentra la primera parte del caso clínico del que hablaremos hoy pincha aquí). En esa entrada hablábamos de como P. presenta ese Humor Delirante donde tomo comienza a tornarse distinto, amenazante; todo parece, de una forma vaga, tener que ver con él… Pero al aparecer las Percepciones Delirantes las cosas dejan de ser sutiles y se complican mucho más.

Son las 3 de la mañana y P. está en la habitación de médicos de guardia y no consigue conciliar el sueño. Su compañero ronca. Entonces tiene la sensación absolutamente segura de que su compañero simula que está dormido, y que ronca sólo para molestarle y observarle. ‘Se nota que esos ronquidos son falsos. ¡Se está haciendo el dormido!’. El ronquido ha sido percibido sin ninguna alteración, ni más fuerte ni más débil; es el significado que atribuye a este fenómeno, con un grado de certeza total, lo que es patológico. P. no podrá dar ninguna explicación de por qué ha llegado a esa conclusión.  Estas Percepciones Delirantes pueden abarcar toda la experiencia. Todo lo que P. percibe, con normalidad, está convencido que tiene un significado y un propósito, y no será hasta que aperezca el Delirio cuando todas estas significaciones anormales cobrarán un sentido.

Fuera de la habituación oye pasos y el ruido de unas llaves. Sobre esto también tiene la plena seguridad de que es algo hecho intencionalmente en relación con él. ‘Está claro… quieren que salga de la habitación. Me están poniendo a prueba‘. Sale de la habitación sigiloso, no se fía de nadie ni nada, no sabe que está pasando «pero está claro que algo está pasando«. Por el pasillo se acercan otros residentes, al cruzarse le saludan de forma natural, pero no es así para P. «Cómo disimulan, que falsos, está claro que saben que algo va a ocurrir«. Desde lejos se escucha un fuerte estruendo metálico, probablemente algo se ha caído de las obras que están haciendo en la fachada del hospital, pero P. extrae otra conclusión, «Oh Dios… es el ruido de una máquina experimental… Seguro que todo tiene que ver con eso…«. ¿Qué le lleva a sacar esa conclusión? NADA, LO SABE Y PUNTO (en otra entrada hablaremos de la Neurobiología de la Percepción Delirante). P. se encuentra en un estado de pánico total, está muy inquieto y no sabe donde meterse, decide acercarse a su despacho, la puerta esta entreabierta «Está claro… han entrado a espiar en mis historias clínicas… ¿Qué estarán buscando? … algo quieren de mi… debo saber algo que ellos quieren…«. Mira por la ventana, no hay mucho tráfico a las 3 de la mañana, pero… «hoy hay más coches de lo normal… son impostores… han cortado el tráfico más arriba y estos que pasan por aquí lo hacen para aparentar normalidad…«, «… se creen que no me doy cuenta… pero… ¿Qué querrán? … ¿Qué están tramando?«.

Los siguientes días estas Percepciones Delirantes continúan, no sólo en el Hospital, también en casa, por lo que cada vez se encuentra más retraído, pasa gran parte del día encerrado en la habitación. Quiere encontrar una explicación a lo que está ocurriendo «Está clara que todo esto ocurre por algo…». Se pasa casi todas las noches en vela buscando un

Ilustración de Vicente Mateo Serra.

Ilustración de Vicente Mateo Serra.

respuesta por internet, ay que tiene el convencimiento que por la red, en concreto por Facebook, la mayor parte de la gente sabe qué es eso que está pasando que tiene que ver él «lo noto en todos los comentarios, están plagados de dobles sentidos… saben lo que va a ocurrir y saben que yo juego algún papel en todo esto…«. Cada fecha tiene un significado para P. A la hora de comer rechaza toda comida que no sea enlatada «porque estoy seguro que hay veneno en la comida… quieren acabar conmigo«. Por la TV, en las noticas, escucha al presentador hablar sobre un avance muy prometedor en la lucha contra el Cáncer. P. tiene el convencimiento de que le está hablando a él directamente, incluso podría jurar que ha hecho un pequeña mueca dándolo a entender «… el presentador sabe de que va todo esto… parace que todo empieza a encajar»

Tras unos días más en este estado, y de repente, de la misma manera que aparecería una revelación, lo comprende todo. Acaba de aparecer el Delirio «Por fin lo entiendo todo… En mi Hospital se están realizando pruebas experimentales… ilegales y del todo secretas… sobre un tratamiento contra el cancer… están experimentando conmigo… por eso todas estas sensaciones raras… Todo el mundo lo sabe, por eso me miran así, se creen que no me doy cuenta… Menudos hipócritas… Todo el Hospital es una gran tapadera… Todo está puesto ahí para que parezca normal y siga sin enteramente de que va todo esto… pero no es más que un laboratorio… y yo… el conejillo de indias…«.
Y esto no es un parecér o un opinar, es una creencia de la que se tiene un convencimiencimiento absoluto y que es irreductible a cualquier argumentación lógica, es decir: un Delirio.

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Los Delirios en la Depresión

Como ya se ha dicho en entradas anteriores los delirios no solo aparecen en la esquizofrenia, también pueden presentarse en otros trastornos como en los Episodios Depresivos Graves.

Los pacientes que sufren episodios depresivos graves es característico que padezcan intensas cogniciones negativas, es decir, pensamientos negativos del tipo: “no valgo  para nada”, “soy una mala persona”, “me merezco sufrir de esta manera”, “soy un mal padre”, etc. Este tipo de ideas, que son muy características de la depresión, no se consideran delirantes porque no son fijas ni irreductibles a la argumentación. No obstante, cueado el paciente se encuentra severamente deprimido la linea que separa las cogniciones negativas de los delirios puede ser muy estrecha.

Los delirios en la depresión se dice que son “congruentes” con el estado de ánimo, es decir, son de temáticas con tintes depresivos. Clásicamente podemos observar delirios de culpa, de ruina, o delirios nihilistas o de negación (también llamados Síndrome de Cotard).

En los delirios de culpa que aparecen en la depresión, el paciente además de padecer los síntomas clásicos de este cuadro, presenta la idea fija, falsa e irreductible a la argumentación de que es culpable de algo. Por ejemplo, una mujer que hace años había sido infiel a su marido cuando se deprime se siente increíblemente culpable por ese motivo y esta convencida de que todos las “desgracias” que están ocurriendo a su alrededor (su depresión, el desempleo de su marido, la enfermedad que padece su padre, etc.) es culpa de aquella relación extramatrimonial. Por supuesto, al tratarse de un delirio, la paciente tiene una convicción total de todo esto; y por mucho que se intente poner de relieve lo absurdo de esa creencia no va existir forma de convencerla.

En los delirios de ruina existe la convicción de que se va a perder una gran cantidad de dinero, propiedades, una poscición social, etc., y que esto va tener consecuencias catastróficas. Imaginémonos a un hombre que ingresa en una Unidad de Psiquiatría por presentar síntomas depresivos graves y tras dos semanas de ingreso explica a su psiquiatra sus temores: “Doctor, yo no voy a poder pagar este ingreso”. Pese a que se le insista que el Hospital donde se encuentra es de la Seguridad Social y que no va tener que realizar ningún pago al alta, su discurso va continuar “Nunca voy a poder pagar esto», «Además, como nunca me voy a recuperar de la depresión no voy a poder volver a mi trabajo. No voy a poder pagar la hipoteca, ni los estudios de mis hijas. Estamos en la ruina.¡Esto es terrible!”

En el caso de las ideas delirantes del Síndrome de Cotard (o delirios nihilistas o de negación) el paciente está convencido de que algunas partes de su cuerpo (como los intestinos o el corazón) no funcionan, o que sus órganos están en descomposición, o que su corazón no late,  o incluso en casos extremos puede llegar a afimar que está muerto y condenado a permanecer en este mundo como un alma en pena.

Como siempre ocurre en psiquiatría, estos delirios que son típicos de la depresión pueden aparecer en muchos otros cuadros.