La Percepción Delirante y la Génesis del Delirio en la Esquizofrenia.

En un entrada anterior explicamos que ocurre en las Fases muy Incipientes de la Esquizofrenia, hablamamos de qué es el Humor Delirante y eso que algunos autores han llamado Trema (para ver esa entrada pulsa aquí). En la misma entrada comentaba también un dicho clásico en Psiquiatría que dice: «Cuando el Delirio aparece la Psicosis ya es vieja«. Con esto se quiere decir, que normalmente, un Delirio (para entender mejor que es un Delirio puedes leer esta otra entrada pinchando aquí) no aparece de un día para otro en una persona que no presentaba ningún fenómeno psicopatológico previo; más bien, lo que ocurre, al menos en la Esquizofrenia, que es lo que me interesa explicar en esta entrada, es que durante meses, o incluso años, antes de que aparezca el Delirio, este se va forjando en base a Interpretaciones Erróneas de la Realidad, la mayoría inconexas unas de otras, que sumen a quien las sufre en un estado de perplejidad al no tener ni idea de «Qué demonios está pasando«. De repente, un día, todo se conecta, todo cobra sentido, «por fin existe una explicación«… acaba de aparecer el Delirio. Muchas veces este Delirio es descabellado, pero da igual… explica lo que lleva experimentando durante meses «Por fin lo he entendido todo…» . Lo inexplicacable por fin tiene explicación. Desaparece esa perplejidad de verse sumido en algo que no se entiende; y comienza el terror de verse implicado, normalmente, en una conspiración que tiene como fin último hacer daño… Esto es, el Delirio Paranoide.

A esas interpretaciones erróneas de la realidad las conocemos como Percepciones Delirantes. Casi todos los autores que se han interesado por la Psicopatologían han intentando definirlas, pero, como casi todos los fenómenos mentales, estos son esquivos a una definición unívoca. En este fenómeno, que en algunos  momentos de la enfermedad puede ser muy frecuente, a cualquier percepción normal de la realidad circundante del paciente se le atribuye un significado anormal, y generelamente este significado es autorreferencial; es decir, que uno tiene el convencimiento que hasta la cosa más nimia es relevante, esconde un significado, y éste, tiene que ver con él. Cualquier cosa que antes, o para cualquier otra persona, pasaría totalmente desapercibida, o ni siquiera tendría acceso a la conciencia, ahora tiene un significado capital.

Para entender estas Percepciones Delirantes y cómo puede terminar por aparecer un Delirio vamos a emplear nuevamente a nuestro paciente ficticio P., un MIR (Médico Interno Residente) de primer año de cardiología que ya había aparecido en Delirioun entrada anterior cuando hablamos del Trema en las Fases Iniciales de la Esquizofrenia (para leer la entrada donde se encuentra la primera parte del caso clínico del que hablaremos hoy pincha aquí). En esa entrada hablábamos de como P. presenta ese Humor Delirante donde tomo comienza a tornarse distinto, amenazante; todo parece, de una forma vaga, tener que ver con él… Pero al aparecer las Percepciones Delirantes las cosas dejan de ser sutiles y se complican mucho más.

Son las 3 de la mañana y P. está en la habitación de médicos de guardia y no consigue conciliar el sueño. Su compañero ronca. Entonces tiene la sensación absolutamente segura de que su compañero simula que está dormido, y que ronca sólo para molestarle y observarle. ‘Se nota que esos ronquidos son falsos. ¡Se está haciendo el dormido!’. El ronquido ha sido percibido sin ninguna alteración, ni más fuerte ni más débil; es el significado que atribuye a este fenómeno, con un grado de certeza total, lo que es patológico. P. no podrá dar ninguna explicación de por qué ha llegado a esa conclusión.  Estas Percepciones Delirantes pueden abarcar toda la experiencia. Todo lo que P. percibe, con normalidad, está convencido que tiene un significado y un propósito, y no será hasta que aperezca el Delirio cuando todas estas significaciones anormales cobrarán un sentido.

Fuera de la habituación oye pasos y el ruido de unas llaves. Sobre esto también tiene la plena seguridad de que es algo hecho intencionalmente en relación con él. ‘Está claro… quieren que salga de la habitación. Me están poniendo a prueba‘. Sale de la habitación sigiloso, no se fía de nadie ni nada, no sabe que está pasando «pero está claro que algo está pasando«. Por el pasillo se acercan otros residentes, al cruzarse le saludan de forma natural, pero no es así para P. «Cómo disimulan, que falsos, está claro que saben que algo va a ocurrir«. Desde lejos se escucha un fuerte estruendo metálico, probablemente algo se ha caído de las obras que están haciendo en la fachada del hospital, pero P. extrae otra conclusión, «Oh Dios… es el ruido de una máquina experimental… Seguro que todo tiene que ver con eso…«. ¿Qué le lleva a sacar esa conclusión? NADA, LO SABE Y PUNTO (en otra entrada hablaremos de la Neurobiología de la Percepción Delirante). P. se encuentra en un estado de pánico total, está muy inquieto y no sabe donde meterse, decide acercarse a su despacho, la puerta esta entreabierta «Está claro… han entrado a espiar en mis historias clínicas… ¿Qué estarán buscando? … algo quieren de mi… debo saber algo que ellos quieren…«. Mira por la ventana, no hay mucho tráfico a las 3 de la mañana, pero… «hoy hay más coches de lo normal… son impostores… han cortado el tráfico más arriba y estos que pasan por aquí lo hacen para aparentar normalidad…«, «… se creen que no me doy cuenta… pero… ¿Qué querrán? … ¿Qué están tramando?«.

Los siguientes días estas Percepciones Delirantes continúan, no sólo en el Hospital, también en casa, por lo que cada vez se encuentra más retraído, pasa gran parte del día encerrado en la habitación. Quiere encontrar una explicación a lo que está ocurriendo «Está clara que todo esto ocurre por algo…». Se pasa casi todas las noches en vela buscando un

Ilustración de Vicente Mateo Serra.

Ilustración de Vicente Mateo Serra.

respuesta por internet, ay que tiene el convencimiento que por la red, en concreto por Facebook, la mayor parte de la gente sabe qué es eso que está pasando que tiene que ver él «lo noto en todos los comentarios, están plagados de dobles sentidos… saben lo que va a ocurrir y saben que yo juego algún papel en todo esto…«. Cada fecha tiene un significado para P. A la hora de comer rechaza toda comida que no sea enlatada «porque estoy seguro que hay veneno en la comida… quieren acabar conmigo«. Por la TV, en las noticas, escucha al presentador hablar sobre un avance muy prometedor en la lucha contra el Cáncer. P. tiene el convencimiento de que le está hablando a él directamente, incluso podría jurar que ha hecho un pequeña mueca dándolo a entender «… el presentador sabe de que va todo esto… parace que todo empieza a encajar»

Tras unos días más en este estado, y de repente, de la misma manera que aparecería una revelación, lo comprende todo. Acaba de aparecer el Delirio «Por fin lo entiendo todo… En mi Hospital se están realizando pruebas experimentales… ilegales y del todo secretas… sobre un tratamiento contra el cancer… están experimentando conmigo… por eso todas estas sensaciones raras… Todo el mundo lo sabe, por eso me miran así, se creen que no me doy cuenta… Menudos hipócritas… Todo el Hospital es una gran tapadera… Todo está puesto ahí para que parezca normal y siga sin enteramente de que va todo esto… pero no es más que un laboratorio… y yo… el conejillo de indias…«.
Y esto no es un parecér o un opinar, es una creencia de la que se tiene un convencimiencimiento absoluto y que es irreductible a cualquier argumentación lógica, es decir: un Delirio.

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El Síndrome de Ekbom o el Delirio de Parasitación

Pese a que ya se había hecho referencia desde finales del siglo XIX a este Síndrome, fue el Neurólogo Sueco Karl-Axel Ekbom quien describió de forma conciencienzuda, en la primera mitad del siglo XX, este curioso cuadro que ahora lleva su nombre. El Dr. Ekbom empleó el término Dermatozoenwahm que traducido significa Delirio Dermatozoico. Este nombre todavía hoy se emplea.

Karl-Axel Ekbom

Este trastorno, al igual del Síndrome de Clerambault del que ya hablamos en una entrada anterior (para ver esa entrada pincha aquí), el DSM-IV lo incluye dentro del Trastorno Delirante. Estos cuadros se caracterizan por la presencia, generalmente como único síntoma, de Ideas Delirantes que generalmente no son extrañas, a diferencia de la Esquizofrenia, y que implican situaciones que pueden aparecer en la vida real, como ser seguido, envenenado, infectado, amado a distancia o engañado por el cónyuge o amante o tener una enfermedad. A diferencia de lo que ocurre en la Esquizofrenia la vida de quien sufre estos cuadros, al margen del impacto directo de estas Ideas Delirantes, no sufre gran afectación y su comportamiento suele ser normal.

El Trastorno Delirante podemos clasificarlo, como vimos cuando hablamos del Síndrome de Clerambault, en distintos Síndromes en función de la temática que predomine en las Ideas Delirantes.

Signo de la ‘Caja de Cerillas’

En el Síndrome de Ekbom existe la convicción delirante de tener infestada la piel, órganos internos u orificios por insectos de todo tipo, piojos, gusanos, etc. Quien lo sufre realiza una descripción perfecta de como son estos parásitos (su tamaño, forma, color, manera de moverse y reproducirse, etc.). Debido a este convencimiento, y al malestar que esto produce, son frecuentes las lesiones por rascado o incluso dermatitis por antisépticos que motivan numerosas consultas en dermatología. Clásicamente se habla del Signo de la Caja de Cerillas haciendo referencia a que en una de estas consultas el paciente puede llevar una pequeña caja, de cerillas por ejemplo, donde afirma tener uno de los ‘Bichos‘ que le están haciendo la vida imposible; la sorpresa ocurre cuando al abrir la caja solo observamos alguna pelusilla. Típicamente son los Dermatólogos quienes van más cuadros de este tipo ya que quien sufre este trastorno, y pese a las indicaciones del Dermatólogo,  raramente acude a la consulta de un Psiquiatra.

Y como no hay mejor manera de entender un Síndrome que con un caso Clínico… Vamos a hablar de un paciente Ficticio con un caso Ficticio, hoy la Sra. P.

P. es una mujer de 48 años propietaria de una panadería, casada y con con dos hijas. Lleva una vida totalmente normal. No presenta ningún antecendente psiquiátrico de interés.

Hace unos meses, mientras trabajaba, se hace una quemadura leve aunque extensa en el antebrazo que en unos días se cura por completo sin necesidad de tratamiento. Pero desde entonces nota unos picores raros en esa zona. No para de rascarse, y claro, cuanto más se rasca más le pica. Empieza a preocuparse. Poco a poco llega a estar convencida que en alguna de las levaduras nuevas que habían empezado a usar (que provienen de un lejano, exótico y cálido país) había algún tipo de parásito.

Esta Imagen (de Rosa Taberner http://www.DermaPixel.com) es solo Ilustrativa. No se trata de Úlceras en un Síndrome de Ekbom.

«Algún gusano casi microscópico» que a raíz de la quemadura «ha anidado en mi cuerpo«. Esta idea hace que le pique todo el cuerpo solo de pensarlo (por cierto como al autor mientras escribe esta entrada). Piensa en ir a un Dermatólogo para contarle su caso. Pero antes decide intentar matar «al Bicho» lavándose una y otra vez con un potente antiséptico que tiene para limpiar hornos. Evidentemente su piel cada vez esta peor (rascado, productos abrasivos…) y le pica más. Acude al dermatólogo más reputado de su ciudad. Este, tras realizarle todo tipo de pruebas, concluye que no hay  «nada» que justifique ese picor y que quizás sea mejor que visite a un Psiquiatra. A P. esto casi le parece un insulto. Al llegar a casa decide comprarse una lupa gigante (esta idea la ha sacado viendo trabajar al dermatólogo) y comienza a observarse con todo detenimiento y muchísimos aumentos cada centímetro de piel. Cada pequeña mancha que observa en su piel esta convencida que son «eso malditos parásitos» e intenta sacársolos con unas pinzas. Cada vez su piel está peor. Ahora presenta no solo lesiones de rescado y dermatitis por productos químicos, sino úlceras enormes hechas con pinzas cada vez más grandes. Cada trocito de piel que se arranca, al confundirlo con un parásito, lo guarda en un pequeña caja de cerillas. Varias semanas después decide acudir nuevamente al Dermatólogo. En esta ocasión P. está convencida que va a demostral al médico que no está «Loca» ya que lleva un montón de «bichos» guardados en su caja de cerillas. Cuando su dermatóloga mira bajo la lupa esas pequeñas pelotillas que salen de la caja solo observa trocitos de piel y pelusillas. Vuelve a inspeccionar al cuerpo de la Sra. P. y prácticamete no hay un trozo de piel que no presente autolesiones (salvo en el centro de la espalda donde no alcanza la Sra. P con sus manos). El Dermatólogo alarmado insiste en la necesidad de que P. sea valorado por un Psiquiatra cosa que a P. le sienta fatal y decide cambiar de Dermatólogo.

Como vemos hemos visto, la gran dificultad en el Síndrome de Ekbom, al igual que en el resto de los Trastornos Delirantes, es la Falta de Insight (del Insight, o Conciencia de Enfermedad, escribí otra entrada que puedes leerla pinchando Aquí), es decir, la nula conciencia de estar sufriendo una enfermedad Psiquiátrica. Esto, unido a que el paciente realiza una vida normal al margen de estas Ideas Delirantes y no presenta afectación de otras funciones psicológicas como ocurre en la Esquizofrenia, hace que sea un Trastorno con difícil tratamiento.

Sobre Alucinaciones, PseudoAlucinaciones y Alucinosis.

‘Un individuo que tiene la íntima convicción de percibir realmente una sensación, cuando ningún objeto exterior capaz de producir tal sensación aparece ante los sentidos, está en un estado alucinatorio, es un visionario’

Esquirol, 1838.

En la entrada Sobre Ilusiones, Paraeidolias y Alucinaciones ya hablamos de las Alucinaciones; y que Esquirol, como queda citado arriba, las definió  como ‘Una percepción sin objeto’, a diferencia de las Ilusiones que son Percepciones Engañosas producidas por  transformaciones de objetos que hemos percibido de la realidad. Las alucinaciones pueden presentarse en cualquier modalidad sensorial: auditivas, visuales, táctiles, olfativas y gustativas. De hecho, la definición de Esquirol solo resulta válida para las Alucinaciones Auditivas y Visuales; ya que en las Táctiles, Olfativas y Gustativas nos resulta muy difícil, sino imposible, distinguir si la percepción ha sido provocada, o no, por un objeto. Es decir, no podemos distinguir fácilmente entre Alucinaciones e Ilusiones Táctiles, Olfativas o Gustativas.

De todos modos, y para no complicar más las cosas, nos centraremos en las Alucinaciones Auditivas y Visuales que son la más frecuentes y características tanto en Psiquiatría como en Neurología. Dicho esto ¿Son todas la Alucinaciones Iguales? ¿Son las Alucinaciones que aparecen en las enfermedades psiquiátricas iguales a las que aparecen en las enfermedades neurológicas?

Dentro de las Alucinaciones en general, podemos analizar tras aspectos  básicos de la Alucinación, que delimitarán de una forma más precisa este vasto fenómeno. De este modo, podremos distinguir si nos encontramos ante Alucinaciones, Pseudoalucinaciones o un cuadro de Alucinosis.  Prestaremos atención por tanto (una vez descartado que el fenómeno no es una Ilusión) a si son objetivas o subjetivas, a si se presentan en el espacio interno o externo y a la capacidad de Insight sobre el fenómeno alucinatorios (para saber más sobre el Insight pulsa aquí) ; es decir ¿sabe quien la esta sufriendo que eso que ve u oye es una alucinación o está convencido que es real?

Las Alucinaciones propiamente dichas son fenómenos característicos de las enfermedad psiquiátricas y típicamente son Auditivas; es decir, escuchar voces (o ruidos) que no han sido emitidos por ninguna fuente (de lo contrario hablaríamos de una Ilusión Auditiva). Tienen la característica de ser Objetivas,

Alucinaciones Auditivas. Ilustración cortesía de @GCentinela

Alucinaciones Auditivas. Ilustración cortesía de @GCentinela

tienen la misma Corporeidad que el resto de las percepciones y se presentan de forma simultánea que el resto que las percepciones normales, ya que ocurren en el Espacio Externo (es decir, no aparecen dentro de la cabeza del paciente) . Todo esto para decir que una Voz Alucinada es exactamente igual y totalmente indistinguible de una voz o un ruido normal, salvo que no existe ninguna fuente que la emita. Además, quien la padece, está convencido que es real; no es capaz de reconocer lo patológico de este fenómeno.  Ante una voz alucinada podremos identificar de donde viene, que características tiene; y, como no somos conscientes de que no existe en la realidad, contestaremos a esta Voz como a cualquier otra voz percibida en el mundo real.

Las Pseudoalucinaci0nes Auditivas comparten con las Alucinaciones Auditivas la Falta de Insight respecto a lo patológico del síntoma; es decir, quien las sufre no sabe que se trata de un síntoma de una enfermedad y las

Pseudoalucinaciones Auditivas. Ilustración cortesía de @GCentinela.

Pseudoalucinaciones Auditivas. Ilustración cortesía de @GCentinela.

tiene por reales. Pero a diferencia de las Alucinaciones, las Pseudoalucinaciones Auditivas ocurren en Espacio Interno; el sujeto escucha estas voces dentro de su cabeza: ‘Doctor, escucho voces dentro de mi cabeza’. Ya no se trata, como en las Alucinaciones Auditivas, de un Percepción como el resto de las percepciones normales con las que coexistir, sino más de bien de una Representación Mental (de ahí el nombre de PseudoAlucinación; porque las Alucinaciones son Percepciones). Explorar las Pseudoalucinaciones Auditivas en un paciente resulta más sencillo que las Alucinaciones Aditivas; ya que para las primeras sólo deberemos preguntar: ‘¿Escucha voces dentro de su cabeza?’. Al no existir una experiencia análoga en la realidad, el paciente sabrá, si las presenta, rápidamente a qué nos referimos. En cambio, con las Alucinaciones Auditivas a la pregunta ‘¿Escucha usted voces?’, la respuesta podría ser perfectamente: ‘Si, la suya’

La Alucinosis se trata de una cuadro alucinatorio que normalmente aparece en fermedades no psiquiátricas. Suelen ser Auditivas o Visuales, y comparten, con las Alucinaciones, el aparecer en espacio externo y tener las características de objetividad y corporeidad que tienen las percepciones normales. Pero a

Alucinosis. Ilustración cortesía de @GCentinela.

Alucinosis. Ilustración cortesía de @GCentinela.

diferencia de las Alucinaciones y las Pseudoalucinaciones quien las sufre es consciente que se trata de una alucinación, y como tal lo refiere: ‘Doctor, tengo alucinaciones

Si bien ninguna de estos síntomas son diagnósticos por sí mismos. Las alucinosis nos tienen que hacer pensar en cuadros de origen orgánico: abstienencia o intoxicación por alguna droga, enfermedades neurológicas como la Enfermedad por Cuerpos de Lewy, algunos tipos de Epilepsia, lesiones cerebrales de distinto tipo, etc.
Las Alucinaciones y las Pseudoalucinaciones suelen aparecer en las enfermedades Psiquiátricas, sobre todo en la Esquizofrenia y la Fase Maniaca del Trastorno Bipolar.  Casi siempre son Auditivas, y a diferencia de los cuadros Neurológicos, lo que dicen estas ‘voces’ tiende a ser desagradable como insultos, reproches, amenazas, etc.

¿Qué ocurre en el Cerebro de una Persona que padece Esquizofrenia?

En este corte, de poco más de 3 minutos, del documental de Julio Medem ‘Uno por ciento Esquizofrenia’; el Dr. Lieberman explica algunas cuestiones básicas sobre la Neurobiología de la Esquizofrenia.

Dr. Lieberman en ‘Uno por Ciento Esquizofrenia’

¿Que son los Delirios? Algunas dificultades Epistemológicas.

Antes de entrar en qué es un delirio es importante recordar que el delirium no es sinónimo de delirio, aunque en ocasiones delirium se traduce de forma incorrecta como delirio. El delirium, o Cuadro Confusional Agudo, es una alteración brusca y reversible de la las funciones cognitivas superiores con un nivel de conciencia alterado y marcados déficits atencionales. Para complicar un poco más esta relación en el Dulirium pueden aparecer síntomas psicóticos como lo delirios.

Los deliros pueden aparece en muchos cuadros tanto psiquiátricos como neurológicos: Esquizofrenia, Trastorno Delirante Crónico, Depresión, Manía, intoxicación o abstinencia de drogas, demencias, secundarios a tratamientos farmacológicos, Corea de Huntington, etc.

Pero… ¿Qué es un Delirio? Cualquiera que tenga cierto interés por cuestiones psicopatológicas podría responder con rapidez a esta pregunta. Se trata de una creencia fija y falsa, que el sujeto defiende contra toda evidencia, y es culturalmente atípica (es decir, que no es una idea normalmente aceptada en su contexto cultural).

El término delirio es vagamente aplicado a todos los juicios erróneos que comparten las siguientes características… son sostenidos con extraordinaria convicción, con una incomparable certeza subjetiva; hay una impermeabilidad a otras experiencias y una resistencia a la contrargumentación; su contenido es imposible.

Karl Jaspers, 1913

Pero como casi siempre que ponemos la lupa sobre la definición de un concepto, y más en psiquiatría, acaban surgiendo más preguntas que respuestas. ¿Son fijos los delirios?. No siempre. Las medicaciones pueden resolverlos y algunas técnicas psicoterepeuticas los pueden controlar. Además, los delirios pueden variar a lo largo del tiempo en su intensidad y repercusión sobre el paciente. ¿Son falsos? En muchas ocasiones si, pero no siempre. Imaginémonos, por ejemplo, un delirio celotípico donde un sujeto tiene la convicción delirante de que su mujer le está siendo infiel porque en las noticias de televisión percibe pequeñas señales que así lo demuestran. Además, se da la circunstancia que su mujer realmente le está siendo infiel. Por tanto el delirio, en este caso, no es una idea falsa. ¿Se defienden los delirios contra toda evidencia? Pero… ¿que tipo de evidencia tiene el médico para determinar que los delirios son mantenidos contra toda evidencia? Imaginemos a un paciente que trabaja en una panadería y padece un delirio de persecución donde, según explica, es un agente secreto de la CIA que a través de su negocio transmite información vital para la seguridad mundial; y que por este motivo está convencido de que su vida corre peligro. Parece «evidente» que en el contexto de este paciente esto se trata de un delirio. Pero… ¿cómo podemos estar seguros que no es un agente de la CIA?, ¿hasta que punto nuestra evidencia es incontrovertible?. Y el último pilar de la definición: ¿son los delirios culturalmente atípicos? Con esto se quiere excluir como delirantes a aquellas creencias que puedan tener un importante calado cultural, pese a ser falsas, fijas y sostenerse contra toda evidencia; como puede ser el caso de determinadas ideas religiosas (p.ej. el creacionismo en determinadas regiones de Estados Unidos, el vudú en Haití, etc.). Pero como no podía ser de otra manera son muy frecuentes los delirios con temáticas religiosas, políticas o tecnológicas con un profundo calado en la cultura del paciente.

Esta dificultad para sistematizar en una definición el concepto de delirio (y por tanto de psicosis) ha provocado que algunas corrientes de pensamiento en psiquiatría nieguen la validez de este concepto. ¿Cualquiera de las objeciones que hemos hecho a la definición de delirio lo refuta como concepto? Si asumimos que cualquier conocimiento es siempre una aproximación y que deberemos aceptar una teoría si distintos caminos de evidencia la apoyan, en ausencia de contradicciones definitivas a ella, mientras no tengamos una mejor teoría alternativa para explicar los datos; veremos que el concepto de deliro sigue siendo válido. Si aplicamos esta esquema al concepto de delirio tenemos la posibilidad de llegar a la conclusión de si cierto pensamiento es o no  delirante por distintos caminos: ¿es falso?, ¿es fijo?, ¿es irreductible a la argumentación?, ¿es culturalmente aceptable?, ¿se basa en procesos de pensamiento erróneos o ilógicos?, ¿es posible?. Como acabamos de decir, todo conocimiento es una aproximación, por la tanto nunca tendremos una certeza absoluta de si un pensamiento es delirante o no. Pero  cuanto más criterios de delirio cumpla una idea más probable va a ser que se trate de un delirio, hasta encontrarnos con que la probabilidad de que no lo sea es mínima.

¿Qué es la Psicosis?

La Psicosis es un estado que puede aparece en algunos Trastornos Mentales cuando estos son suficientemente graves. De forma clásica se dice que los pacientes que sufren psícósis, o están psicóticos, se encuentran «fuera de la realidad», ya que los síntomas característicos de estos estados son las Alucinaciones (Trastornos de la Sensopercepción) y los Delirios (Trastornos del Contenido del Pensamiento); y que quien los sufre no los reconoce como patológicos; por lo que resulta muy complicado establecer los límites entre lo que es real y lo que es un síntoma de su enfermedad.

En ocasiones Psicosis y Psicopatía se emplean de forma errónea como si fueran sinónimos. Realmente su único parecido es fonético, ya que la psicopatía es una forma de referirse al Trastorno Antisocial de la Personalidad. Por otro lado Psicosis y Esquizofrenia tampoco son sinónimos. Aunque en este caso los lazos entre ambos son más profundos. La Esquizofrenia es el prototipo de Trastorno Psicótico (es decir que presenta delirios y alucinaciones con frecuencia), pero no es la única. Muchas otras enfermedades o cuadros clínicos pueden presentar síntomas psicóticos: el Trastorno Delirante Crónico, el Trastorno Esquizoafectivo, la manía, la depresión, la intoxicación por cocaína o anfetamina (y muchas otras drogas), la abstinencia de algunas drogas (como el alcohol), el tratamiento con fármacos prodapaminérgicos en la Enfermedad de Parkinson, la enfermedad por cuerpos de Lewy, la Corea de Huntington, los accidentes cerebrovasculares, los tumores, la epilepsia, etc. En la mayoría de estos cuadros la presencia de síntomas psicóticos está relacionado con un exceso de actividad dopaminérgica en algunas estructuras del Sistema Nervioso Central.

Por tanto, de cara al diagnóstico, los síntomas psicóticos son muy importantes pero por si solos no nos determinan la enfermedad que padece nuestro paciente. Ocurre como con un “cuadro febril”. La fiebre, como síntoma, es importante pero no nos da el diagnóstico (si la fiebre está provocada por una infección, un tumor, un golpe de calor, etc.). En ambos casos, con los síntomas psicóticos y con la fiebre, tendremos que continuar explorando al paciente y poniendolo en un contexto para determinar el cuadro que está detrás del síntoma.